Partiendo de la definición de turismo presentada por ONU Turismo, antes Organización Mundial del Turismo (OMT); el turismo comprende las actividades que realizan las personas durante sus viajes, con fines de ocio, salud, eventos programados, negocios, entre otros. Entre estas actividades se consideran tanto las relacionadas con el desarrollo de su viaje en términos logísticos, así como las asociadas al esparcimiento e intercambio cultural llevadas a cabo en destino. Sea cual fuere el motivo del desplazamiento, la cultura es trasversal a los viajes dado que el turista se encuentra viviendo experiencias en contextos y lugares distintos a los de su cotidianidad, por lo tanto, reconoce el lugar que visita a través de su patrimonio material e inmaterial a través de actividades planeadas como visitas a sitios de interés o cotidianas como el consumo de alimentos y bebidas locales.
Tradicionalmente, el reconocimiento de los modos de vida y dinámicas sociales de los lugares se ha llevado a cabo a través del patrimonio cultural material, se destaca la visita a plazas, parques, iglesias, museos, sitios de interés y representativos, donde el viajero interactúa con el espacio urbanístico y arquitectónico de los territorios. Sin embargo, cada vez más los destinos y viajeros identifican en el patrimonio cultural inmaterial un potencial para dar cuenta de las costumbres y tradiciones de los lugares.
Es así como el turismo gastronómico entra en escena, y la comida se convierte en algo más allá de una necesidad básica que cubrir durante el viaje, un atractivo turístico que ofrece experiencias culturales valiosas. A través de la comida y las tradiciones culinarias, los viajeros pueden conectar con la identidad local y experimentar la riqueza cultural de un territorio, comprendiendo las raíces de los conocimientos y practicas asociados a la producción, preparación y el consumo de alimentos.
Las experiencias que se pueden vivir con el turismo gastronómico son muy variadas e involucran gran parte de la cadena de valor, incluyendo visitas a fincas en donde se cultivan los productos o crían lo animales, visitas a plazas de mercado, participación en talleres donde se interactúa con los cocineros e incluso con las preparaciones, participación en festivales y ferias gastronómicas y por supuesto visitas a establecimientos de todo tipo desde comida callejera a restaurantes de alta cocina.
No solo se trata sólo de comer, sino también de descubrir los ingredientes, las técnicas, las preparaciones trasmitidas de generación en generación, rituales y símbolos asociados a las tradiciones culinarias del lugar que se visita. Las cocinas tradicionales son una forma de preservar la memoria y las costumbres de una región y por eso la gastronomía se presenta como un elemento de atractividad que permite diversificar la oferta para los destinos turísticos. contribuyendo a la dinámica social, cultural y económica, a la generación de empleos y la revitalización de la cultura local.
El turismo gastronómico representa entonces una gran oportunidad para destinos emergentes donde justamente se encuentra la raíz de la tradición culinaria de los ancestros que da cuenta de la cultura campesina de las regiones gracias a sus preparaciones con ingredientes autóctonos. Sin embargo, el desarrollo de productos turísticos gastronómicos en los territorios no ha sido tarea fácil, en primera instancia por el abandono de las actividades económicas primarias donde por la falta de garantías que ofrece el agro en los países en vía desarrollo, los campesinos destinan sus tierras a otro tipo de actividades o las entregan desplazándose a las ciudades, esto hace que ingredientes, técnicas y recetas se pierdan, por otra parte en la cotidianidad de los territorios se tiende a naturalizar de tal manera la gastronomía, que en muchas ocasiones sus habitantes no valoran lo suficiente su gastronomía, al punto que en muchos territorios se encuentra una gran variedad de establecimientos gastronómicos con cocinas internacional pero carecen de oferta de cocina local.
Los destinos, a través de sus entes de planificación y gestión enfrentan el desafío de promover iniciativas que preserven y promuevan la gastronomía tradicional mediante políticas que salvaguarden las cocinas locales. Esto implica respaldar la investigación en gastronomía y turismo, fomentando la colaboración entre el sector público y privado para elevar la calidad y experiencia de los atractivos turísticos gastronómicos.
Asimismo, facilitar la creación de productos turísticos basados en la gastronomía y desarrollar rutas turísticas que le permitan a los viajeros experimentar los sabores y tradiciones culinarias locales. Montecinos presenta una definición clara de las rutas gastronómicas, describiéndolas como itinerarios organizados que conectan destinos, productos, atracciones, servicios y actividades en torno al patrimonio culinario, tanto tangible como intangible, de un territorio específico. En donde se conectan los atractivos gastronómicos con los atractivos turísticos de un territorio.
Es también crucial el apoyo a los productores de alimentos y a los artesanos culinarios para que puedan mostrar y vender sus productos empoderando así a las comunidades locales, fortaleciendo no sólo el turismo sino también ayudando a reconocer y visibilizar la identidad gastronómica de la región; al valorar y consumir local los turistas ayudan a mantener ciertas tradiciones culinarias de los destinos que visitan.
Es importante reconocer que el atractivo gastronómico por sí mismo no es suficiente para el desarrollo del turismo gastronómico en un espacio, incluso cuando el producto sea el principal motivador del viaje, el territorio debe contar también con una serie de elementos que puedan soportar el turismo como por ejemplo atractivos turísticos complementarios, instalaciones y servicios.
En conclusión, el turismo gastronómico emerge como una oportunidad para visibilizar el patrimonio cultural inmaterial de las regiones, generando conexiones significativas para los viajeros y residentes entre la comida, la cultura y la identidad regional. Más allá de satisfacer necesidades alimenticias, esta forma de turismo permite explorar un territorio a través de sus ingredientes, técnicas culinarias y rituales asociados. Esto no solo enriquecerá la experiencia turística, sino que también contribuirá al empoderamiento económico y cultural de las comunidades locales, preservando así la identidad gastronómica de cada región.
Glosario de Términos de Turismo | OMT. (s. f.). 2007 https://www.unwto.org/es/glosario-terminos-turisticos
Montecinos, A. (2016). Turismo Gastronómico Sostenible. México: CEGAHO. Mundial, Cultural y Natural. UNESCO.