El etnoturismo o turismo étnico, también conocido como turismo comunitario es una modalidad que comenzó a visualizarse en la década de los ochenta. En la actualidad es un producto consolidado -a pesar que algunos autores alegan que es una actividad turística emergente- con presencia en varios países de África, Asia y Latino América.
Es una modalidad turística encuadrada dentro de lo que llamamos Turismo de Naturaleza Sostenible o Ecoturismo (TNS-ECO), la cual permite vivenciar la cultura, usos, cosmovisión y costumbres ancestrales de comunidades indígenas. Dicha propuesta turística, por sus características, ha despertado el interés e incrementado la demanda de viajeros de Europa Central y de los Estados Unidos, fundamentalmente. Para un europeo el poder vivenciar in situ una comunidad indígena es una experiencia inolvidable, sobre todo porque en Europa no hay comunidades indígenas.
En general, los territorios indígenas son poseedores de naturaleza en estado cuasi virgen, contenedores de fauna, flora y cultura, que los hace muy atractivos
Cuando en el año 1990 hicimos la primera experiencia con comunidades del Amazonas venezolano pudimos apreciar la enorme satisfacción de los “gringos” al vivenciar una jornada en las comunidades Yanomami, Piaroa o Maquiritare, cada una con sus diferencias, y en un ecosistema tan cautivante y misterioso como es la selva amazónica, con su muy rica biodiversidad.
Quienes hemos tenido experiencias de este tipo en otros continentes estamos en condiciones de afirmar que Sud América posee una oferta diversificada y muy potente.
En América del Sur se contabilizan 331 etnias diferentes, lo que la convierte en la principal referente en cuanto a turismo étnico.
A pesar que se considera a Napo, en Ecuador, como la cuna del turismo comunitario indígena, por las iniciativas identificadas en la década de los ochenta, el primer emprendimiento de turismo comunitario en Latinoamérica fue en la isla de Taquile, en el lago Titicaca, Perú, a inicios de la década de los 70, y puesto en valor turístico por la etnia Quechua. Actualmente las islas del Lago Titicaca, que albergan varias comunidades indígenas, es el destino más visitado del Perú, luego de Machu Pichu.
En la actualidad, en América del Sur se contabilizan más de 80 comunidades indígenas que se han abierto al turismo, lo que es un dato muy alentador y nos muestra la importancia que ha adquirido esta alternativa turística.
BENEFICIOS Y DIFICULTADES:
Esta modalidad TNS-ECO, de realizarse en forma responsable y comprometida, debe ser beneficiosa para la comunidad, por ser la mayor aportante y la que hace posible la existencia de una alternativa turísticas con alto valor agregado. Lamentablemente sobran los casos en que operadores irresponsables y advenedizos lucran sin participar su rentabilidad con las comunidades, a las que utilizan como parte de un acto circense, lo cual va degradando el producto.
La comunidad tiene derecho a recibir un porcentaje justo por cada visitante que accede a su territorio. Por otra parte deben recibir beneficios y ayudas sociales, por parte de los gobiernos y de los tour operadores. Como actividad estratégica para muchas comunidades por lo que se debe contemplar:
- La promoción etnoturística de comunidades en situación vulnerable, tanto en lo socio cultural y económico, conformando una herramienta para el desarrollo sostenible y sustentable de las mismas.
- Potenciar el encuentro cultural entre comunitarios y visitantes. El contacto intercultural debe ser el eje principal de la actividad. Beneficioso para el comunitario y enriquecedor para el visitante.
- Qué por ser una actividad que se realiza en ecosistemas silvestres, resulta muy importante desarrollar programas que contemplen comportamientos respetuosos con el medio ambiente social y natural. Se debe mitigar el impacto ambiental, preservar la diversidad cultural y empoderar a las comunidades anfitrionas
- Debe privilegiar el comercio justo
- Anticipar y facilitar el camino hacia la autogestión y desarrollo autóctono de las comunidades indígenas. Que su participación en el negocio sea cada vez mayor hasta alcanzar la autonomía plena.
No obstante ser un producto turístico sumamente atrayente y con una demanda en alza, el desarrollo del etnoturismo presenta una arista compleja en cuanto a su puesta en valor turístico, debido al choque de dos culturas que se recelan. Los comunitarios desconfían de los fuereños -y con toda razón- mientras que los foráneos (tour operadores) recelan ante las cambiantes y contradictorias actitudes de los indígenas.
Nuestra experiencia en varios desarrollos de turismo comunitario vivencial nos ha enseñado lo problemático que es llegar a acuerdos claros y convenientes para las partes, y que los mismos sean sustentables en el tiempo. Es necesario contar con el pleno acuerdo de la comunidad.
EL PASO A PASO EN UN PROYECTO DE ETNOTURISMO:
A los efectos de lograr un producto equilibrado, conveniente para las partes, es necesario tener en cuenta lo siguiente:
- Detectar comunidades y territorios interesados en el desarrollo del turismo y presentar con total claridad los objetivos, obligaciones de las partes y beneficios que habrá de recibir la comunidad, ya sea en dinero, en obras, sanidad, educación, equipamiento, etc.
- Verificar que el turismo comunitario vivencial pueda ser una alternativa económicamente beneficiosa para la comunidad y para el operador.
- Evaluar la posible relación de la comunidad con el visitante, para asegurar la vocación de servicio y empatía de las mismas.
- Medir el conocimiento que el operador o comercializador, posee sobre la comunidad. (no se debe promover ni comercializar aquello que no se conoce)
- Asegurar la participación de las entidades territoriales en la articulación de los procesos asociativos desde la legalidad.
- Garantizar la seguridad de los visitantes y de la comunidad, y tener resuelto el acceso a su territorio (tierra, aire, rio)
- Realizar un inventario de los principales atractivos y recursos del entorno y graduar el potencial de los mismos.
- Estipular -muy detalladamente- quienes están autorizados a realizar la promoción, comercialización y gestión turística, y clarificar los aspectos legales relacionados con los gestores de servicios turísticos.
- La actividad turística se socializa con toda la comunidad para así tomar decisiones concertadas y analizar el balance de costos y beneficios para el territorio y la comunidad
El Etnoturismo responsable debe respetar los aspectos sociales y culturales de las comunidades indígenas, y observar de manera rigurosa los principios del conservacionismo ambiental.